miércoles, 6 de marzo de 2019

MENORES

Menores

Hay una especie de asunción de que mientras son menores los hijos son 'nuestros'. Debemos vivirlo como que son 'nuestra responsabilidad' pero no debemos actuar como si fueran 'de nuestra propiedad'. Tomamos todas las decisiones con respecto a ellos, pero en el contexto digital en el que nos movemos debemos tener presente que lo que compartimos de ellos en la red puede quedarse para siempre en la red y que, tal vez, algunas de las cosas que contamos, probablemente con cierta ingenuidad, puedan tener repercusiones en un (incierto) futuro.
Muchos menores tienen presencia en la red (algunos tienen blogs o perfiles en Instagram o Facebook... e incluso son Youtubers o Booktubers... -algunos de verdadero éxito-. En ocasiones la iniciativa parte de los propios menores que han visto a otros iguales desarrollando un canal de YouTube u otro tipo de contenidos y quieren emularlos. En otras la iniciativa parte de los padres que han abierto un blog para compartir la crianza y el desarrollo de los niños con familiares y personas allegadas. Con un tipo u otro de arranque o mediante una combinación de impulsos se dan casos de enorme éxito, como el caso de Las Ratitas, una pareja de hermanas de 6 y 7 años que desde Cataluña comparten vídeos sobre sus experiencias que llegan a superar los 650 millones de reproducciones (no, no se trata de un error).
Quizá en esta nueva situación debamos plantearnos una serie de cuestiones relacionadas con la imagen de los menores que se comparte en la red. Reflexiones que no deberíamos demorar:
¿Tienen derecho los niños a su propia identidad digital?
Si de facto la tienen, ¿tienen los padres el derecho a gestionar la ID de sus hijos?
¿Deberían tener derecho a gestionarla por si mismos? ¿A partir de qué edad?
¿Tienen derecho los padres a contar y compartir lo que les parezca oportuno con respecto a sus hijos?

Menores II

Por otro lado ya se están produciendo quejas de algunas personas que acaban de llegar a la mayoría de edad y que acusan a sus mayores de no haber protegido su intimidad adecuadamente, de no haberles sabido acompañar y aconsejar cuando entraron en redes y compartieron más de lo que ahora creen que debían haber compartido. Hemos de tener en cuenta que todo se ha desarrollado muy rápidamente, sin apenas tiempo de reflexión y tomar distancia para mirar en perspectiva, que tanto los adultos como los menores nos hemos encontrado de pronto con una identidad digital que no sabíamos gestionar y cuyo alcance no podíamos prever. La gran mayoría seguimos desarrollando poco a poco nuestras competencias, capacidades y habilidades digitales.
En cuanto a la alfabetización digital, el desarrollo, conocimiento, control y gestión de la identidad digital y la(s) forma(s) completamente nueva(s) de comunicación y expresión que genera la red y el respeto digital que debe involucrar todos estamos todavía empezando a aprender, todos estamos todavía empezando a comprender las implicaciones y conviene seguir siendo prudentes.
También debemos estar vigilantes y estar dispuestos a reaccionar ante los abusos y malas prácticas que detectemos, especialmente cuando afectan a las personas más vulnerables como son los menores.

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